martes, 23 de noviembre de 2010

Demasiada medicación para el TDAH

El psicoanálisis critica el exceso de fármacos para tratar la hiperactividad

Fernando Martín aboga por la escucha y el tratamiento individual de cada niño 


Fernando Martín habla el viernes en León sobre hiperactividad. DL
Déficit de atención, hiperactividad e impulsividad eran tres problemas diferentes hasta hace una década. Son los síntomas de niños y niñas con dificultad para concentrarse, muy movidos y con escasa o nula capacidad de autocontrol. Ahora se etiquetan bajo unas siglas temidas en las aulas: TDAH.
Fernando Martín, psicoanalista de la Escuela Lacaniana y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, habla el viernes en León sobre la hiperactividad para poner sobre la mesa el «excesivo número de niños no hiperactivos diagnosticados de una manera forzada en medio de una pasión por ayudar a la industria farmacéutica a aumentar su cuenta de resultados».
Martín, también psicólogo y pedagogo, apoya su crítica en estudios que «apuntan que la mejora de los síntomas de los niños hiperactivos es idéntica a la mejora del resto de niños a quienes se les sometiera a idéntico tratamiento farmacológico». Además, destaca la relevancia de la figura del padre en la recuperación terapéutica y en el análisis de las causas que están detrás de los síntomas.
Al psicoanálisis de orientación lacaniana «le preocupa que se confuda trastorno con síntoma», subraya el psicoanalista invitado por el Instituto del Campo Freudiano de Castilla y León para quien es llamativo el «sobredimensionamiento social y mediático» de la hiperactividad cuando la realidad es que «el 95% de los niños no son hiperactivos». Pero la alarma ha surtido efecto y «haya aulas de primaria en las que ya hay un 70% de niños medicados».
El psiconálisis diferencia déficit de atención de hiperactividad y de impulsividad porque «son tres cosas diferentes» y lamenta que la «ficción» de su alta prevalencia esté «empobreciendo la clínica psicopatológica y privilegiando la evaluación, los cuestionarios y las píldoras frente a la búsqueda de la singularidad de cada sujeto».
La cura, recalca, no pasa por «reducir a un niño, su ser, a un síndrome, definirle ya para todo como si esa etiqueta nos diera todas las claves de su forma de ser, y lo que es peor, decir que es un niño afectado de un trastorno es sustraerle su subjetividad e impedirle desplegar sus propias invenciones para mejorar».
La labor del psicoanálisis es complementaria a la pedagogía y la docencia y permite saber «si estamos ante un niño hiperactivo que a su vez tiene otras dificultades latentes, como suele suceder», añade.
Martín abundará en León, en un acto en el que colabora la Unibverisidad de León y la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis, sobre la presión que tienen los clínicos para diagnosticar, que les resta capacidad de escucha. La clave de la terapia es «escuchar al niño con paciencia, saber qué tiene en común con otros niños hiperactivos y qué es lo que le hace, a su vez, ser un niño hiperactivo diferente a todos ellos. Los psicoanalistas que tratamos a niños hiperactivos sabemos que no hay dos niños hiperactivos iguales», concluye.

Fecha: Viernes 26 de noviembre. 19.30 h.
Lugar: Aula Paraninfo de la ULE (Jardín de San Francisco)

Fuente: Diario de León

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